Un niño que nace sordo no sólo carecerá de la oportunidad de oír voces, música o ruidos. Si la sordera persiste, ese pequeño nunca aprenderá a hablar, ya que el lenguaje se construye a partir de los sonidos escuchados. El nervio coclear es el que transmite las señales auditivas al cerebro. Cuando ese nervio está intacto en un niño sordo, es posible que éste llegue a oír por medio de un implante de cóclea. Se trata de un electrodo que se introduce por medios quirúrgicos para que estimule de manera directa al nervio auditivo. En muchos casos, este implante logra que el niño oiga y, en consecuencia, empiece a hablar.