Un niño que nace sordo no sólo carecerá de la oportunidad de oír voces, música o ruidos. Si la sordera persiste, ese pequeño nunca aprenderá a hablar, ya que el lenguaje se construye a partir de los sonidos escuchados.
El nervio coclear es el que transmite las señales auditivas al cerebro. Cuando ese nervio está intacto en un niño sordo, es posible que éste llegue a oír por medio de un implante de cóclea. Se trata de un electrodo que se introduce por medios quirúrgicos para que estimule de manera directa al nervio auditivo. En muchos casos, este implante logra que el niño oiga y, en consecuencia, empiece a hablar.
Los mejores resultados se han obtenido cuando se coloca el implante entre los dos y tres años; en cambio, si se instala después de los tres, el éxito, en relación con el desarrollo de la habilidad del lenguaje, resulta bastante inferior, situación que se acentúa de manera proporcional a la edad.
Esto ocurría en todos los casos. Sin embargo, ahora se sabe que el periodo climático del cerebro humano para desarrollar habilidades de comunicación se halla alrededor de los dos años, cuando es máxima su capacidad de adquirir vocabulario y aprender a construir oraciones.
Los especialistas sugieren que la colocación del implante coclear se realice poco antes de que el infante cumpla su segundo aniversario.
Dicha edad se relaciona también con la capacidad del pequeño para comunicarse, dado que se ha encontrado que es el periodo de mayor sensibilidad para aprender el lenguaje por medio de señas. Por consiguiente, se sugiere desarrollar tanto este lenguaje como el hablado, siempre con la finalidad de potenciar su capacidad de comunicación.
El nervio coclear es el que transmite las señales auditivas al cerebro. Cuando ese nervio está intacto en un niño sordo, es posible que éste llegue a oír por medio de un implante de cóclea. Se trata de un electrodo que se introduce por medios quirúrgicos para que estimule de manera directa al nervio auditivo. En muchos casos, este implante logra que el niño oiga y, en consecuencia, empiece a hablar.
Los mejores resultados se han obtenido cuando se coloca el implante entre los dos y tres años; en cambio, si se instala después de los tres, el éxito, en relación con el desarrollo de la habilidad del lenguaje, resulta bastante inferior, situación que se acentúa de manera proporcional a la edad.
Esto ocurría en todos los casos. Sin embargo, ahora se sabe que el periodo climático del cerebro humano para desarrollar habilidades de comunicación se halla alrededor de los dos años, cuando es máxima su capacidad de adquirir vocabulario y aprender a construir oraciones.
Los especialistas sugieren que la colocación del implante coclear se realice poco antes de que el infante cumpla su segundo aniversario.
Dicha edad se relaciona también con la capacidad del pequeño para comunicarse, dado que se ha encontrado que es el periodo de mayor sensibilidad para aprender el lenguaje por medio de señas. Por consiguiente, se sugiere desarrollar tanto este lenguaje como el hablado, siempre con la finalidad de potenciar su capacidad de comunicación.