Los óxidos de nitrógeno son uno de los contaminantes atmosféricos más dañinos. Además de ser irritantes, al combinarse con el agua provocan la «lluvia ácida», que ha destruido la vida acuática en muchos lagos del mundo. Asimismo, dan lugar al «esmog fotoquímico», esa capa café amarillenta que cubre las ciudades con intenso tránsito vehicular y gran actividad industrial. En presencia de la luz solar, los óxidos de nitrógeno, restos de gasolina sin quemar y el oxígeno del aire reaccionan entre sí y producen el ozono de las capas bajas de la atmósfera.