Se calcula que hoy en día 16 millones de personas padecen Alzheimer en todo el mundo; ésta es una enfermedad caracterizada por una degeneración progresiva e irreversible de las células nerviosas y las conexiones neuronales de la corteza cerebral. El individuo que la padece sufre una pérdida de la memoria y la actividad cognoscitiva.
La causa de este mal no se conoce con exactitud, por lo que resulta difícil combatirlo, diagnosticarlo y diferenciarlo de otros tipos de demencia senil. Todavía en fechas recientes sólo era posible identificarlo en exámenes post mortem por las placas y los nudos neurofibrilares que aparecen en el cerebro de los individuos afectados por la anormalidad.
Un grupo de investigadores ha descubierto, en sujetos con diagnostico post mortem de enfermedad de Alzheimer, que una proteína, a la que han llamado ADDL, circula en el líquido cefalorraquídeo que baña el cerebro y la médula espinal.
Se ha comprobado que esta molécula posee propiedades neurotóxicas que producen los síntomas del trastorno. La proteína ADDL no se ha encontrado en individuos sanos. Su presencia en el líquido cefalorraquídeo se registra en cantidades tan pequeñas que los métodos de análisis conocidos no pueden reconocerla.
Sólo hasta ahora que ha empezado a usarse un método de análisis por medio de nanopartículas que atrapan dicha proteína ha sido posible su detección. Es necesario aún validar por medios estadísticos esta prueba en un grupo mayor de pacientes, antes de poder emplearla en clínica.
El diagnóstico certero del mal de Alzheimer será sin duda el primer paso para combatirlo.