Las leyes elementales de la física y la lógica nos permiten entender que, si una persona carga 20 por ciento más de su peso corporal, tendrá que consumir 20 por ciento más de energía; es decir, que el gasto de energía es proporcional al peso de la carga.
Sin embargo, un equipo de fisiólogos observó que los sherpas de Nepal, guías que cargan el bastimento y el equipo de los alpinistas que ascienden al Himalaya, son capaces de cargar la misma cantidad de su peso corporal sin tener un gasto adicional de energía y pueden transportar cargamento con 60 por ciento de su peso con gasto mucho menor de energía que los soldados del ejército cuando llevan un peso equivalente en sus mochilas modernas y ergonómicas.
Un ahorro energético semejante se ha observado en unas mujeres de las tribus Kikuyu del África oriental. Los fisiólogos calcularon la energía gastada por estas personas, a través de unas máscaras que midieron el oxígeno consumido y el dióxido de carbono producido.
Tanto los nepaleses como las mujeres africanas sujetan la carga mediante bandas que se colocan en la cabeza. Esta forma de cargar es igual a la de los «mecapaleros» que solían verse a menudo en los mercados mexicanos.
En el caso de las mujeres, los fisiólogos llegaron a la conclusión de que la energía mecánica se conserva como resultado del movimiento pendular de sus caderas al caminar, lo que distribuye el peso. El menor gasto de energía se observó en los nepaleses, pero la verdadera razón de ello aún se desconoce. Se cree que quizá alteren de alguna manera su forma de caminar, lo cual reduce en apariencia el trabajo muscular.