Dicen por allí que «los ojos son el reflejo del alma» pero, sin pretender ser tan profundos, bien se los puede considerar como indicadores de salud y ello puede aplicarse incluso a ciertos animales.
Un grupo de investigadores ha descubierto recientemente que mirar a los ojos de una vaca podría indicarnos algo más sobre su bienestar. Si usted quiere saber cómo se siente uno de estos herbívoros, simplemente mire el globo ocular y cuanto más estresado esté el animal, más grande será la parte blanca de sus ojos.
Para comprobarlo, los científicos condujeron un estudio en el que dieron a un grupo de doce vacas una caja con hierba fresca abierta; a otras doce les ofrecieron un objeto similar, pero con una tapa transparente perforada que les permitía ver y oler la hierba, pero no comerla.
El equipo de investigación grabó en video las reacciones de los animales y encontró que el área blanca del ojo del grupo frustrado sobrepasaba el doble del tamaño normal. Entre tanto, las vacas con libertad para comer tuvieron esa parte del ojo a menos de la mitad del tamaño que sus contrapartes. Los investigadores han conjeturado que las vacas estresadas abrían más los ojos para captar información visual adicional que las ayudara a enfrentarse con la situación.
Hoy día, en estudios de bienestar animal, algunos especialistas utilizan medidas como el número de glóbulos blancos en sangre, cortisona, ritmo cardiaco o deshidratación para vigilar el estrés, pero esas pruebas son muy tardadas, comparadas con la mencionada aquí.
Un grupo de investigadores ha descubierto recientemente que mirar a los ojos de una vaca podría indicarnos algo más sobre su bienestar. Si usted quiere saber cómo se siente uno de estos herbívoros, simplemente mire el globo ocular y cuanto más estresado esté el animal, más grande será la parte blanca de sus ojos.
Para comprobarlo, los científicos condujeron un estudio en el que dieron a un grupo de doce vacas una caja con hierba fresca abierta; a otras doce les ofrecieron un objeto similar, pero con una tapa transparente perforada que les permitía ver y oler la hierba, pero no comerla.
El equipo de investigación grabó en video las reacciones de los animales y encontró que el área blanca del ojo del grupo frustrado sobrepasaba el doble del tamaño normal. Entre tanto, las vacas con libertad para comer tuvieron esa parte del ojo a menos de la mitad del tamaño que sus contrapartes. Los investigadores han conjeturado que las vacas estresadas abrían más los ojos para captar información visual adicional que las ayudara a enfrentarse con la situación.
Hoy día, en estudios de bienestar animal, algunos especialistas utilizan medidas como el número de glóbulos blancos en sangre, cortisona, ritmo cardiaco o deshidratación para vigilar el estrés, pero esas pruebas son muy tardadas, comparadas con la mencionada aquí.