Muchos de los males que sufre nuestro planeta se deben al uso desmesurado de los combustibles fósiles. Aunque mucho se ha investigado al respecto, todavía no se encuentra una alternativa factible para sustituirlos.
El hidrógeno es un gas que, al quemarse en presencia de oxígeno, sólo arroja como desecho vapor de agua. Los combustibles fósiles desprenden contaminantes que favorecen el calentamiento global y el cambio climático, además de que son tóxicos e irritantes. Un kilo de hidrógeno produce tres veces más energía que uno de gasolina.
Muchos científicos se han dedicado a buscar la forma de sustituir los combustibles fósiles por hidrógeno e incluso se han fabricado algunos prototipos de autos que funcionan con este gas.
Los detractores de estos proyectos argumentan que habría pocos beneficios, dado que para obtener hidrógeno es necesario emplear combustibles fósiles, que desprenden dióxido de carbono.
Sin embargo, químicos atmosféricos han realizado una simulación en computadora para calcular la proporción en la que se reducirían los contaminantes atmosféricos si todos los medios de transporte emplearan hidrógeno para desplazarse. Estos científicos encontraron que al año se evitarían al menos 6 mil muertes provocadas por afecciones respiratorias, asma y enfermedades cardiovasculares, lo que si duda sería un beneficio enorme para la salud.
Es necesario intensificar el estudio de este elemento como combustible, aunque habría que solucionar los problemas de costos, almacenaje, transporte y distribución.