Cuando una persona quiere bajar de peso, lo primero que tiende a eliminar de su dieta son las grasas. Sin embargo, estudios realizados en la actualidad por unos científicos muestran que eliminarlas por completo no es bueno.
En un experimento se suprimieron del todo las grasas del alimento en ratas y, además, sometidas a manipulación de sus genes, se eliminó al gen encargado de fabricar la enzima que es capaz de transformar azúcares en estas sustancias.
Los resultados fueron desconcertantes: los niveles de azúcar en sangre bajaron en grado notorio y, en forma irónica, se encontraron depósitos de grasa en los hígados de los animales. Esto se revirtió cuando se reasumió la dieta normal.
Estudios posteriores han revelado que la grasa en la dieta es necesaria para activar ciertos genes que regulan el metabolismo de la glucosa, las grasas y el colesterol.
Aunque este tipo de grasa y la almacenada en el cuerpo son similares desde el punto de vista químico, sólo la que está presente en la comida tiene este efecto benéfico, si bien todavía se desconoce su funcionamiento.
Este estudio muestra que los regímenes «extremos» pueden acarrear efectos indeseables; por ello, el mejor es aquel en el que todos sus elementos están bien balanceados.
En un experimento se suprimieron del todo las grasas del alimento en ratas y, además, sometidas a manipulación de sus genes, se eliminó al gen encargado de fabricar la enzima que es capaz de transformar azúcares en estas sustancias.
Los resultados fueron desconcertantes: los niveles de azúcar en sangre bajaron en grado notorio y, en forma irónica, se encontraron depósitos de grasa en los hígados de los animales. Esto se revirtió cuando se reasumió la dieta normal.
Estudios posteriores han revelado que la grasa en la dieta es necesaria para activar ciertos genes que regulan el metabolismo de la glucosa, las grasas y el colesterol.
Aunque este tipo de grasa y la almacenada en el cuerpo son similares desde el punto de vista químico, sólo la que está presente en la comida tiene este efecto benéfico, si bien todavía se desconoce su funcionamiento.
Este estudio muestra que los regímenes «extremos» pueden acarrear efectos indeseables; por ello, el mejor es aquel en el que todos sus elementos están bien balanceados.