Hasta hace poco se desconocía que los corales comparten genes con los vertebrados, pero se ha encontrado que los antiguos arrecifes coralinos tienen más en común con los seres humanos de lo que cualquiera hubiera podido imaginar.
Los coloridos cnidarios poseen genes que también se encuentran en el hombre, pero no en las moscas de la fruta y los gusanos redondos; se conocen como intermediarios evolutivos.
Estos hallazgos descartan la presuposición de que los vertebrados han desarrollado genes únicos para manejar sistemas anatómicos más complejos tiempo después de la separación evolutiva con los invertebrados.
Debido a que docenas de genes de mamíferos no tienen contraparte en las moscas de la fruta ni en los gusanos, los científicos pensaron que estos códigos particulares de ADN habían aparecido en los animales con columna vertebral.
Para su sorpresa, al contrastar algunos segmentos de ADN del coral primordial Acropora millepora con los de seres humanos, moscas y gusanos, encontraron que esta especie comparte con el hombre el 11 por ciento de las mil 376 tiras de ADN confrontadas, pero no con moscas ni gusanos. A la inversa, sólo el 1 por ciento de los genes coralinos es semejante al de esos dos animales.
En las personas, muchos de los genes compartidos con los corales intervienen en funciones complejas, como el desarrollo nervioso temprano; sin embargo, lo que el coral hace con estos genes es un misterio, ya que a pesar de que los cnidarios poseen colores vibrantes e intrincadas envolturas externas, estas criaturas están conformadas por sólo unas cuantas clases de tejido.
Los nuevos hallazgos sugieren que los genes que alguna vez se consideraron como exclusivos de los vertebrados no surgieron en ellos y que tal vez se dejaron de lado más tarde en el genoma de las moscas y los gusanos, cuando estos organismos enfrentaron presiones para mantener un genoma reducido.
En realidad, otros investigadores han encontrado que una conformación genética eficiente y versátil es una ventaja para los embriones de la mosca durante el desarrollo primario. Asimismo, los científicos deben recordar que las moscas y los gusanos, tan socorridos en los estudios de laboratorio, han cambiado con el tiempo y pueden, en ocasiones, resultar engañosos.