Los aficionados al fútbol se preguntan por qué los mejores jugadores, sobre todo en partidos decisivos, fallan los tiros penales.
Un psicólogo que estudia el comportamiento y desempeño de los deportistas hizo una investigación que trata de resolver el enigma. Analizó los videos de 409 tiros penales efectuados en la Copa Mundial, el Campeonato Europeo y la Copa América, desde 1976 hasta 2004. Evaluó la posición habitual de cada jugador (defensas, medio o delanteros) y el grado de fatiga, sin perder de vista el tiempo que habían jugado antes de patear la pena máxima. Estos factores no resultaron muy significativos; empero, sí lo fue el orden en que les tocaba patear en las series de penales.
En el primer disparo, cuando la presión aún no era muy fuerte, el jugador tenía éxito el 87 por ciento de las veces; en cambio, después del cuarto tiro bajaba a 73.
Lo más dramático ocurría en las situaciones en que la presión del público en el estadio se exacerbaba. Cuando fallar representaba la derrota del equipo, sólo un 52 por ciento tenía éxito; por el contrario, si se trataba de meter el gol cuando la victoria ya estaba conseguida, el 93 por ciento de los tiros entraba.
Este psicólogo recomienda que los jugadores practiquen una rutina que pueda bloquear los pensamientos derrotistas, dado que no basta prepararse en el aspecto técnico, sino también en el psicológico.
Un psicólogo que estudia el comportamiento y desempeño de los deportistas hizo una investigación que trata de resolver el enigma. Analizó los videos de 409 tiros penales efectuados en la Copa Mundial, el Campeonato Europeo y la Copa América, desde 1976 hasta 2004. Evaluó la posición habitual de cada jugador (defensas, medio o delanteros) y el grado de fatiga, sin perder de vista el tiempo que habían jugado antes de patear la pena máxima. Estos factores no resultaron muy significativos; empero, sí lo fue el orden en que les tocaba patear en las series de penales.
En el primer disparo, cuando la presión aún no era muy fuerte, el jugador tenía éxito el 87 por ciento de las veces; en cambio, después del cuarto tiro bajaba a 73.
Lo más dramático ocurría en las situaciones en que la presión del público en el estadio se exacerbaba. Cuando fallar representaba la derrota del equipo, sólo un 52 por ciento tenía éxito; por el contrario, si se trataba de meter el gol cuando la victoria ya estaba conseguida, el 93 por ciento de los tiros entraba.
Este psicólogo recomienda que los jugadores practiquen una rutina que pueda bloquear los pensamientos derrotistas, dado que no basta prepararse en el aspecto técnico, sino también en el psicológico.