Cuando el ser humano o cualquier otro vertebrado pierden de modo accidental una mano o pierna, el daño es permanente e irreversible. Sin embargo, algunas especies, como las lagartijas, estrellas de mar y ajolotes, son capaces de regenerar un miembro perdido.
En busca de las diferencias genéticas entre estos animales y los vertebrados superiores, un equipo de investigadores encontró que el proceso de regeneración se debe a varios genes que se activan cuando se sufre una lesión.
Éstos generan una señal para que se produzca un conjunto de proteínas que inicia ciertas reacciones conocidas como el «proceso Wnt» en las células que rodean a la herida.
Dichas señales promueven la diferenciación de algunas células y el restablecimiento del miembro perdido. Cuando en estos animales se desactivan los genes del proceso Wnt, la capacidad de regeneración se pierde.
Para comprobar lo anterior, a unos embriones de pollo les removieron quirúrgicamente un ala y les activaron los genes Wnt. Esto activó las señales para iniciar la recuperación de esa parte del cuerpo.
Cabe mencionar que estos genes también se encuentran en los cromosomas del ser humano; empero, se desactivan al nacer.
Aunque falta mucho para conocer en su totalidad el proceso de regeneración, se cree que la activación de estos genes, hoy latentes, pudiera algún día posibilitar en los seres humanos la reconstitución de una extremidad seccionada.