Cuando el páncreas no produce suficiente insulina, hormona que regula los niveles de azúcar en la sangre, se desarrolla la diabetes tipo 2.
A su vez, la producción de insulina se halla bajo la regulación de una proteína que también se sintetiza en el páncreas, llamada UCP2. Cuando se desactivó el gen que genera la producción de dicha proteína en ratones, el páncreas produjo más insulina y redujo el riesgo de la diabetes. Se han buscado medicamentos que puedan bloquear esta proteína, hasta el momento de manera infructuosa.
Sin embargo, médicos chinos que condujeron un estudio de la farmacopea de hace miles de años en su país encontraron que el fruto que produce la Gardenia Jasminoides se empleaba en la Antigüedad para curar este mal.
Los componentes de los extractos de este fruto se separaron en el laboratorio y se observó que uno de ellos, la genipina, al agregarse a un cultivo de células de páncreas extraído de ratones diabéticos, hacía que se produjera más insulina.
Revisar las farmacopeas de la Antigüedad para recuperar su sabiduría puede resultar muy provechoso para la medicina moderna.