En la actualidad, el Alzheimer no puede diagnosticarse hasta que aparecen los síntomas de pérdida de la memoria y la actividad cognoscitiva. Sin embargo, diez o veinte años antes de que éstos se presenten, en el cerebro empiezan a formarse unos nódulos, las denominadas placas amiloides.
Hasta ahora sólo ha sido posible detectarlos en necropsias, ya que los métodos más modernos de imagenología que se han empleado, como la tomografía y la resonancia magnética, no pueden delinearlos.
Un grupo de investigadores ha encontrado un compuesto que no es tóxico y que tiene la particularidad de adherirse a dichos nódulos.
Los químicos introdujeron en esta sustancia un átomo de flúor, que se caracteriza por emitir una señal magnética particular, que puede detectarse con facilidad en las imágenes de la resonancia magnética.
Cuando se administró a ratones de laboratorio, en los que se indujo un trastorno equivalente al Alzheimer, los nódulos se identificaron con éxito.
Según estos investigadores, diagnosticar en un momento temprano este mal, antes de la aparición de los síntomas, permitiría iniciar su tratamiento con anticipación.
Esta técnica aún no se ha aplicado en seres humanos y aún tomará algunos años antes de hacerlo, puesto que aún falta asegurarse de que la molécula empleada como contraste sea totalmente inocua y no produzca efectos secundarios