Ingresar a un quirófano no es una experiencia muy agradable. No obstante, en ciertos casos algo tan simple y económico como hacer ejercicio en bicicleta puede evitar la necesidad de utilizar el bisturí.
En un pequeño estudio, un equipo de médicos encontró que entre las personas con dolor de pecho por la obstrucción de las arterias del corazón, el ejercicio habitual en una bicicleta estacionaria atenuaba en mayor proporción esos síntomas, en comparación con someterse a una intervención quirúrgica.
Después de un año, sólo seis de los 51 pacientes del estudio que se ejercitaron en la bicicleta habían muerto o regresado al hospital para someterse a procedimientos adicionales. Mientras tanto, 15 de los 50 que habían tenido una angioplastia habían sucumbido o pasado por otro procedimiento.
La angioplastia es una operación que consiste en limpiar las arterias del corazón con la utilización de un tubo de plástico muy delgado que se inserta a través de una vena de la pierna. En todos los casos, el cirujano injerta además un dispositivo de malla para mantener abiertas las arterias.
Los médicos sugieren que la terapia con ejercicio beneficia a todo el sistema cardiovascular, mientras que el dispositivo de malla empleado en la angioplastia sólo destapa las arterias obstruidas en ciertos lugares.
A los especialistas les preocupaba que el ejercicio pudiera agotar los corazones de sus pacientes, por lo que decidieron iniciar el entrenamiento en el hospital.
Por dos semanas, los individuos efectuaron ejercicio en la bicicleta seis veces al día, diez minutos en cada sesión. Después volvieron a sus casas y continuaron una rutina de al menos 20 minutos al día de este ejercicio.
Además de los beneficios mencionados, esta terapia resulta más económica que una intervención quirúrgica, ya que aun con los costos del entrenamiento en el hospital representa aproximadamente la mitad del gasto de una operación mayor.