Si usted busca una dieta para bajar de peso, no basta contar las calorías que se ingieren.
Dos grupos de personas obesas se sometieron a dietas de 1700 calorías diarias. En uno de los grupos la dieta constaba de 55 por ciento de carbohidratos, 30 por ciento de grasas y 15 por ciento de proteínas.
La alimentación del otro conjunto contenía 40 por ciento de carbohidratos, 30 por ciento de grasa y 30 por ciento de proteínas.
Aunque los dos grupos ingirieron el mismo número de calorías, al cabo de cuatro meses de régimen el que consumió más proteínas que carbohidratos tuvo una pérdida de peso significantemente mayor respecto del que comió menos proteínas.
Las proteínas de la carne, leche y huevos contienen un aminoácido llamado leucina, que el cuerpo no elabora, razón por la cual debe tomarse de los alimentos y es clave para la formación de la masa muscular.
Los científicos que realizaron este estudio creen que la leucina, además de ser parte constitutiva de las proteínas, tiene la función de regular la formación de la masa muscular y la manera en que el organismo emplea la glucosa sanguínea.
Incrementar la masa muscular es importante porque, a diferencia de la grasa, consume energía aun cuando el cuerpo esté en reposo. Cuanto mayor sea su proporción, más grande será el número de calorías perdidas.
La dieta rica en proteínas tuvo mayores beneficios para aquellos que estuvieron activos y menos para los sedentarios.
Los que siguieron la ingestión con muchos carbohidratos perdieron menos grasa corporal, incluso si realizaban actividad física.
Una alimentación abundante en proteínas combinada con ejercicio es lo más efectivo para los que buscan reducir tallas.