¿Cuántas veces ha escuchado la frase «somos los que comemos»? En una investigación reciente se ha demostrado que este dicho tiene mucho de razón. Por décadas, unas sustancias llamadas policlorinados bifenilos se han relacionado con el cáncer y enfermedades cardiovasculares.
Un nuevo estudio muestra que el aceite de maíz puede aumentar el daño producido por estas sustancias en las células de las paredes arteriales.
La investigación se realizó con cuatro grupos de ratones genéticamente modificados para desarrollar bloqueos en las arterias, un factor precursor de las enfermedades cardiacas. El primer conjunto de ratones se alimentó con una dieta rica en aceite de maíz. El segundo con aceite de olivo. A ambos se les inyectó una dosis de policlorinados bifenilos, que dañan el tejido vascular.
El tercer y cuarto grupos tuvieron los dos tipos de alimentación, pero no se les aplicó la inyección con los contaminantes.
La sección que había comido con aceite de maíz y recibía los contaminantes presentó la mayor cantidad de grasa y daño celular en las arterias. Las paredes arteriales tenían grandes cantidades de moléculas acumuladas, que contribuyen al desarrollo de tejido fibroso y grasa en placas.
De acuerdo con estudios anteriores, el aceite de maíz tiene una alta concentración de ácido linoleico, que daña a las arterias. Por su parte, el aceite de olivo lo contiene en poca cantidad y posee altas concentraciones de ácido oleico, que es benéfico para el corazón.
Este estudio arroja indicadores que permiten inferir que la combinación de contaminantes y la dieta son determinantes en el desarrollo de enfermedades cardiovasculares.