Como medida preventiva contra la arteriosclerosis y los ataques cardiacos se ha recomendado eliminar el huevo de la dieta, ya que contiene una elevada proporción de colesterol en la yema.
El colesterol navega en la sangre encapsulado en moléculas de una grasa llamada lipoproteína; ésta tiene dos formas: de «baja» y «alta» densidad. El tipo más peligroso es el que se halla envuelto en las lipoproteínas de baja densidad, ya que se infiltra con facilidad en la pared de las arterias, lo que da lugar a la formación de placas de grasa que pueden obstruirlas.
El colesterol que circula en las lipoproteínas de alta densidad no representa tanto riesgo y ayuda en realidad a eliminar el colesterol sanguíneo.
Investigaciones recientes mostraron que el huevo quizá no es el villano que se creía y que, más aún, podría prevenir esta enfermedad.
A un grupo de personas que no presentaban trastornos cardiovasculares se les administró una dieta regular, por varias semanas, en la que se incluyó el colesterol equivalente de tres huevos diarios.
La ingestión contribuyó a que este nivel se elevara en grado considerable en el 35 por ciento de los individuos, mientras que en el resto apenas se observó un aumento insignificante.
Sin embargo, en aquellos en los que se registraron cifras elevadas de colesterol, su organismo resolvió el problema al envolver a éste en moléculas de lipoproteínas de baja densidad pero de gran tamaño, lo cual impidió que se infiltrara y formara placas en las arterias.
Los investigadores sugieren que, además de tomar en cuenta la densidad de la lipoproteína unida al colesterol, se conceda atención a la dimensión de la molécula, con el fin de conocer mejor el riesgo de sufrir un padecimiento cardiovascular.
Éste sólo es un estudio preliminar y los especialistas no recomiendan, por ahora, el consumo de huevo para regular el colesterol sanguíneo