Las personas que sobreviven a un infarto del miocardio tardan mucho tiempo en recuperarse; esto es así porque la capacidad de bombeo de su corazón se reduce a 45 por ciento de la eficiencia normal, en virtud de la inflamación del tejido cardiaco.
Un grupo de cardiólogos realizó, por medio de un catéter, un trasplante de médula ósea del mismo paciente directamente en la zona afectada del corazón. Con el «autotrasplante», el corazón recuperó su capacidad de bombeo en menos tiempo respecto de los otros pacientes, a quienes sólo se les administró un placebo.
La médula ósea, situada en la parte interna central de los huesos, es el punto donde se generan los glóbulos blancos y rojos de la sangre. Las células de la médula se llaman juveniles, ya que son inmaduras y aún no se han convertido en glóbulos sanguíneos.
Bajo ciertas condiciones, las células de la médula ósea tienen la capacidad de convertirse en otro tipo de células.
Sin embargo, aún se desconoce el mecanismo por el cual las células de médula trasplantadas promueven la recuperación del músculo cardiaco; empero, es posible al parecer que se transformen en células cardiacas que estimulan el crecimiento de otras nuevas o bien que se conviertan en células que formen nuevos vasos sanguíneos, lo cual puede favorecer la irrigación del tejido que lesionó el infarto.
El autotrasplante tiene la ventaja de que las células pertenecen al mismo paciente y, por lo tanto, no existe el peligro de experimentar un rechazo, como sucede cuando se trasplantan las de otra persona.
Un grupo de cardiólogos realizó, por medio de un catéter, un trasplante de médula ósea del mismo paciente directamente en la zona afectada del corazón. Con el «autotrasplante», el corazón recuperó su capacidad de bombeo en menos tiempo respecto de los otros pacientes, a quienes sólo se les administró un placebo.
La médula ósea, situada en la parte interna central de los huesos, es el punto donde se generan los glóbulos blancos y rojos de la sangre. Las células de la médula se llaman juveniles, ya que son inmaduras y aún no se han convertido en glóbulos sanguíneos.
Bajo ciertas condiciones, las células de la médula ósea tienen la capacidad de convertirse en otro tipo de células.
Sin embargo, aún se desconoce el mecanismo por el cual las células de médula trasplantadas promueven la recuperación del músculo cardiaco; empero, es posible al parecer que se transformen en células cardiacas que estimulan el crecimiento de otras nuevas o bien que se conviertan en células que formen nuevos vasos sanguíneos, lo cual puede favorecer la irrigación del tejido que lesionó el infarto.
El autotrasplante tiene la ventaja de que las células pertenecen al mismo paciente y, por lo tanto, no existe el peligro de experimentar un rechazo, como sucede cuando se trasplantan las de otra persona.