Al caminar por los alrededores de la presa de Valsequillo, en Puebla, sobre un piso de cenizas volcánicas solidificadas, una geóloga especializada en arqueología vio unas huellas de pisadas que le parecieron humanas. Eran de diferentes tamaños y, junto a ellas, también había de aves, felinos, perros y otras especies de pezuña hendida. Según la arqueóloga, probablemente huían de la erupción de un pequeño volcán cercano, el Toluquilla.
Aunque la zona de cenizas se encuentra expuesta al paso de mucha gente, e incluso de bicicletas, nadie les había prestado atención.
Con el fin de determinar la antigüedad de estas huellas, se tomaron muestras de los sedimentos adheridos a la capa de ceniza. Tras emplear la técnica de carbono-14, que hace posible determinar la fecha aproximada en que restos de animales o plantas estuvieron vivos en el planeta, se verificó que las marcas se habían hecho unos 40 mil años antes.
Este dato ha suscitado discusiones y debates entre los arqueólogos, ya que objeta del todo las teorías sobre la llegada del hombre a América.
Hasta hoy prevalece la idea según la cual los primeros americanos fueron los que atravesaron desde Asia el estrecho de Bering, hace unos 15 mil años.
La evidencia arqueológica más antigua de seres humanos en América era la encontrada en las ruinas de Monte Verde, en Chile, con una antigüedad de 14 mil años.
Existe el proyecto de realizar más excavaciones en Valsequillo, para abrir la posibilidad de hallar más pruebas que sustenten de mejor forma este reciente hallazgo.