¿Cuántas veces al año padece usted de infecciones en la garganta? Las infecciones por estreptococos del grupo A causan con frecuencia sólo un dolor de garganta, pero en algunos casos pueden ser mortales. Como reacción, el cuerpo forma coágulos alrededor del área infectada y combate a las bacterias, pero algunas veces éstas eluden las defensas del organismo y se diseminan por todo el cuerpo. Cuando así sucede, los pacientes pueden desarrollar una enfermedad necrótica llamada fascitis, comúnmente llamada gangrena. En poco más de una cuarta parte de los casos, la afección puede llevar a la muerte.
Un grupo de investigadores ha descubierto que en realidad la bacteria libera una enzima al contraatacar, la estreptocinasa, que le ayuda a romper los coágulos.
¿Cómo lo hace? La estreptocinasa de la bacteria activa al plasminógeno, una proteína humana encargada de hacer solubles los coágulos; cuando éstos se rompen, la bacteria se dispersa. En estudios con ratones modificados para que manejaran plasminógeno humano como anticoagulante y contaminados con los estreptococos, el resultado fue que la mayor parte de los ratones murió. Otro estudio usó estreptococos alterados para no producir la enzima estreptocinasa y los animales sólo tuvieron infecciones localizadas.
La comprensión de la interacción entre esta enzima de la bacteria y el plasminógeno puede ser la base para desarrollar una vacuna que la anule. Otra bacteria, el estafilococo dorado, tiene también una enzima que activa al plasminógeno. Estos estudios podrían también ser el principio para encontrar medios para controlarla.
Queda un misterio por resolver: ¿por qué estas bacterias sólo logran atacar a ciertas personas hasta el punto de matarlas? Con toda seguridad, entre las personas hay diferencias genéticas en el plasminógeno. Mientras tanto, mucho cuidado con las infecciones de garganta.
Un grupo de investigadores ha descubierto que en realidad la bacteria libera una enzima al contraatacar, la estreptocinasa, que le ayuda a romper los coágulos.
¿Cómo lo hace? La estreptocinasa de la bacteria activa al plasminógeno, una proteína humana encargada de hacer solubles los coágulos; cuando éstos se rompen, la bacteria se dispersa. En estudios con ratones modificados para que manejaran plasminógeno humano como anticoagulante y contaminados con los estreptococos, el resultado fue que la mayor parte de los ratones murió. Otro estudio usó estreptococos alterados para no producir la enzima estreptocinasa y los animales sólo tuvieron infecciones localizadas.
La comprensión de la interacción entre esta enzima de la bacteria y el plasminógeno puede ser la base para desarrollar una vacuna que la anule. Otra bacteria, el estafilococo dorado, tiene también una enzima que activa al plasminógeno. Estos estudios podrían también ser el principio para encontrar medios para controlarla.
Queda un misterio por resolver: ¿por qué estas bacterias sólo logran atacar a ciertas personas hasta el punto de matarlas? Con toda seguridad, entre las personas hay diferencias genéticas en el plasminógeno. Mientras tanto, mucho cuidado con las infecciones de garganta.