Es muy probable que haya escuchado que el tránsito de las grandes ciudades es nocivo para la salud. Un nuevo estudio sugiere que las personas con riesgo de sufrir ataques al corazón deben permanecer alejadas de este tipo de situaciones.
Los investigadores encontraron que, justo después de exponerse al tránsito pesado, la probabilidad de sufrir un ataque al corazón se incrementaba en grado significativo.
Se analizaron los archivos médicos de 691 personas que sobrevivieron a un ataque al corazón durante un periodo de 30 años. Después de preguntar a los voluntarios acerca de sus actividades durante los cuatro días anteriores a dicho suceso, los científicos encontraron que la posibilidad de tener un ataque cardiaco se triplicó en la hora siguiente después de salir de un tránsito intenso, lo cual sorprendió a los propios científicos.
La mayoría de las personas conducía su vehículo en la hora anterior al inicio del trastorno, pero el peligro elevado por la exposición al tránsito fue casi el mismo en aquellos individuos que viajaban en autobús, trolebús, bicicleta o motocicleta.
El tiempo total dentro del tránsito estaba relacionado directamente con el incremento del riesgo.
Por el momento no es posible determinar si el aumento se debió a la contaminación relacionada con el tránsito o bien a factores como la tensión nerviosa.
Otros estudios han relacionado la exposición a partículas contaminantes del aire con una probabilidad mayor de sufrir ataques al miocardio.
Esto obliga, sobre todo en los enfermos cardiacos, a evitar los congestionamientos vehiculares.
Los investigadores encontraron que, justo después de exponerse al tránsito pesado, la probabilidad de sufrir un ataque al corazón se incrementaba en grado significativo.
Se analizaron los archivos médicos de 691 personas que sobrevivieron a un ataque al corazón durante un periodo de 30 años. Después de preguntar a los voluntarios acerca de sus actividades durante los cuatro días anteriores a dicho suceso, los científicos encontraron que la posibilidad de tener un ataque cardiaco se triplicó en la hora siguiente después de salir de un tránsito intenso, lo cual sorprendió a los propios científicos.
La mayoría de las personas conducía su vehículo en la hora anterior al inicio del trastorno, pero el peligro elevado por la exposición al tránsito fue casi el mismo en aquellos individuos que viajaban en autobús, trolebús, bicicleta o motocicleta.
El tiempo total dentro del tránsito estaba relacionado directamente con el incremento del riesgo.
Por el momento no es posible determinar si el aumento se debió a la contaminación relacionada con el tránsito o bien a factores como la tensión nerviosa.
Otros estudios han relacionado la exposición a partículas contaminantes del aire con una probabilidad mayor de sufrir ataques al miocardio.
Esto obliga, sobre todo en los enfermos cardiacos, a evitar los congestionamientos vehiculares.