En esta época en que la tecnología ha logrado construir un exactísimo reloj atómico basado en la vibración de los electrones de átomos de cesio, surge un grave problema: el reloj más antiguo de la humanidad, es decir, la rotación de la Tierra, ha resultado bastante caprichoso. Este movimiento de rotación es cada vez más lento, dado que ha aumentado la atracción de la Luna sobre el agua del mar y la fricción de las mareas frena a la Tierra. Otros factores, como el aumento del flujo del agua del deshielo, apresuran la rotación; empero, es mayor la desaceleración.
Esto no es nuevo. Los científicos calcularon que hace 150 millones de años el día de los dinosaurios era de sólo 22 horas.
Muchos aspectos de la tecnología moderna requieren una estandarización de la medida del tiempo y, debido a ello, es necesario agregar un segundo al año de manera periódica, como sucedió al final del año 2005.
Esto ha traído problemas en ciertas áreas, como las del diseño de software y la operación de sistemas satelitales, que abogan por abolir la adición de los segundos faltantes necesarios.
Por otro lado, los astrónomos insisten en que el patrón real del tiempo debe ajustarse a la rotación del planeta.
Esto no es nuevo. Los científicos calcularon que hace 150 millones de años el día de los dinosaurios era de sólo 22 horas.
Muchos aspectos de la tecnología moderna requieren una estandarización de la medida del tiempo y, debido a ello, es necesario agregar un segundo al año de manera periódica, como sucedió al final del año 2005.
Esto ha traído problemas en ciertas áreas, como las del diseño de software y la operación de sistemas satelitales, que abogan por abolir la adición de los segundos faltantes necesarios.
Por otro lado, los astrónomos insisten en que el patrón real del tiempo debe ajustarse a la rotación del planeta.