Una de las complicaciones más serias de la diabetes mellitus es la pérdida de la visión. La elevada y prolongada concentración de glucosa en la sangre favorece una degeneración de los vasos sanguíneos que irrigan la retina. Éstos pueden romperse y ocasionar hemorragias. Se forman entonces más vasos sanguíneos en la zona afectada, en donde el tejido fibroso cicatrizal ejerce tensión sobre la retina, lo cual provoca su desprendimiento y con ello la ceguera.
Hasta hace poco se desconocía el mecanismo mediante el cual se generaba la proliferación de vasos sanguíneos.
Un grupo de oftalmólogos ha encontrado dentro de los ojos de los pacientes diabéticos una concentración más elevada de lo normal de la hormona llamada eritropoyetina.
Esta sustancia tiene la importante función de formar glóbulos rojos, pero también se ha comprobado, en cultivos de tejidos en el laboratorio, que estimula la formación de vasos sanguíneos aberrantes.
Se cree que las elevadas concentraciones de glucosa estimulan la formación de eritropoyetina en el ojo.
El problema que puede presentarse es que, si se administrara alguna sustancia que suprimiera la producción general de eritropoyetina, no se producirían los glóbulos rojos necesarios para el organismo, de tal modo que aparecería la anemia, ya de suyo frecuente entre los diabéticos.
Los investigadores de este fenómeno sugieren que se administre directamente dentro del ojo del diabético algún medicamento que contrarreste la acción de dicha hormona.
Hoy en día, el estudio de este tipo de fármacos se halla en curso.
Hasta hace poco se desconocía el mecanismo mediante el cual se generaba la proliferación de vasos sanguíneos.
Un grupo de oftalmólogos ha encontrado dentro de los ojos de los pacientes diabéticos una concentración más elevada de lo normal de la hormona llamada eritropoyetina.
Esta sustancia tiene la importante función de formar glóbulos rojos, pero también se ha comprobado, en cultivos de tejidos en el laboratorio, que estimula la formación de vasos sanguíneos aberrantes.
Se cree que las elevadas concentraciones de glucosa estimulan la formación de eritropoyetina en el ojo.
El problema que puede presentarse es que, si se administrara alguna sustancia que suprimiera la producción general de eritropoyetina, no se producirían los glóbulos rojos necesarios para el organismo, de tal modo que aparecería la anemia, ya de suyo frecuente entre los diabéticos.
Los investigadores de este fenómeno sugieren que se administre directamente dentro del ojo del diabético algún medicamento que contrarreste la acción de dicha hormona.
Hoy en día, el estudio de este tipo de fármacos se halla en curso.