Aunque el petróleo se conoció desde hace miles de años, no fue sino hasta fines del siglo XIX que se explotó su riqueza energética. El consumo de éste aumentó de forma vertiginosa, al descubrirse su utilidad para el transporte mediante los motores de combustión interna.
Sólo hasta después de extraerlo de manera sistemática e irracional el mundo empezó a darse cuenta de que se trataba de un recurso no renovable; para que el hidrocarburo se formara en el subsuelo se requirió un tiempo promedio de 40 millones de años.
En un principio, se predijo que en la década de 1970 la disminución de sus reservas afectaría su disponibilidad, pero técnicas modernas de exploración han extendido su uso. ¿Hasta cuándo habrá petróleo? En la actualidad se extraen mil barriles de este recurso cada segundo; en consecuencia, se calcula que al finalizar esta década su existencia y disponibilidad comenzarán a declinar.
La pregunta inmediata es si en verdad estarán disponibles otras fuentes de energía que reemplacen al llamado oro negro. La investigación científica ha dedicado ya décadas en la búsqueda de una alternativa que tenga mejores cualidades que las del petróleo. Se buscan así fuentes de energía que no liberen dióxido de carbono, un compuesto que promueve el calentamiento del planeta, que sean renovables y cuyo costo no exceda al del hidrocarburo.
Existen varias opciones, pero aún no son satisfactorias. La energía nuclear presenta la dificultad y el peligro de eliminar los residuos radiactivos. La energía eólica ha resultado muy limpia y conveniente, pero todavía está muy lejos de satisfacer las demandas crecientes de energía. Otra alternativa es la energía solar cuyo costo, sin embargo, es muy alto.
La investigación está enfocada en optimizar estas alternativas energéticas y también en lograr que su uso y distribución sean más eficientes. Sólo de esa manera podrán la ciencia y la tecnología responder a los requerimientos de energía del planeta.
Sólo hasta después de extraerlo de manera sistemática e irracional el mundo empezó a darse cuenta de que se trataba de un recurso no renovable; para que el hidrocarburo se formara en el subsuelo se requirió un tiempo promedio de 40 millones de años.
En un principio, se predijo que en la década de 1970 la disminución de sus reservas afectaría su disponibilidad, pero técnicas modernas de exploración han extendido su uso. ¿Hasta cuándo habrá petróleo? En la actualidad se extraen mil barriles de este recurso cada segundo; en consecuencia, se calcula que al finalizar esta década su existencia y disponibilidad comenzarán a declinar.
La pregunta inmediata es si en verdad estarán disponibles otras fuentes de energía que reemplacen al llamado oro negro. La investigación científica ha dedicado ya décadas en la búsqueda de una alternativa que tenga mejores cualidades que las del petróleo. Se buscan así fuentes de energía que no liberen dióxido de carbono, un compuesto que promueve el calentamiento del planeta, que sean renovables y cuyo costo no exceda al del hidrocarburo.
Existen varias opciones, pero aún no son satisfactorias. La energía nuclear presenta la dificultad y el peligro de eliminar los residuos radiactivos. La energía eólica ha resultado muy limpia y conveniente, pero todavía está muy lejos de satisfacer las demandas crecientes de energía. Otra alternativa es la energía solar cuyo costo, sin embargo, es muy alto.
La investigación está enfocada en optimizar estas alternativas energéticas y también en lograr que su uso y distribución sean más eficientes. Sólo de esa manera podrán la ciencia y la tecnología responder a los requerimientos de energía del planeta.