¿Cómo reaccionaría usted si se enterara de que su pareja le ha sido infiel o, más aún, cómo la recibiría? Esperemos que no sea como algunas especies animales, que entran en un juego de violencia mutuo cuando se trata de defender su territorio sexual.
Un nuevo estudio revela que las salamandras macho de dorso rojo que regresan a casa después de una noche de infidelidad pueden recibir una paliza. Empero, cuando las hembras cometen la misma falta, también reciben su castigo, lo cual las coloca en el extremo que sufre el abuso. Sin embargo, según los investigadores, esta especie es la única conocida en la cual el macho intimida a la hembra infiel y ésta hace otro tanto cuando él la engaña.
En su estudio, los investigadores separaron parejas establecidas de salamandras tomadas de su estado salvaje. Al colocar a los machos en un contenedor con otra hembra, los forzaban a ser fieles o infieles; mientras que sus parejas hembras, por otro lado, observaban sus reacciones. Lo que encontraron fue que las hembras eran mucho más hostiles hacia sus compañeros que habían estado con otras y adoptaban una postura con la que intentaban parecer grandes y amenazadoras; incluso, de vez en cuando, mordían a los machos.
Las feromonas de la amante se adhieren a la piel del macho y el engaño se consuma cuando su compañera detecta esta equivalencia anfibia del lápiz labial en el cuello del macho. Las salamandras hembra defienden enérgicamente su territorio contra otras hembras. Pese a ello, según los investigadores, ellas no son agresivas con los machos que conocen por vez primera, sino sólo con sus compañeros.
Puesto que los machos no ayudan a cuidar a sus crías, no está claro por qué las hembras quieren que éstos se queden. La explicación más probable es que las hembras lo hacen para impedir a sus compañeros que traigan otras hembras al territorio mutuo, donde podrían competir por recursos, como comida y protección.