Dicen por allí que «al que madruga, dios le ayuda». Pero para levantarse temprano quizás hace falta algo más que voluntad o un buen despertador. Es necesario preguntarle a nuestro «reloj genético».
Según revela un estudio de hábitos extremos de sueño, el hecho de ser una persona diurna o nocturna podría depender de un simple gen, llamado PER3.
El cerebro humano utiliza los periodos de luz y oscuridad para sincronizar su reloj con el ciclo de 24 horas de la Tierra. Cada día se reajustan los relojes en cierto grado. Las personas cuyos ciclos naturales son más cortos, o más largos, que 24 horas, se encuentran a menudo desveladas o soñolientas.
Un equipo de investigación estudió los hábitos de sueño de cientos de personas mediante una prueba conocida como el «Cuestionario Home-Östberg», con preguntas como la siguiente: «¿A qué hora se levantaría si fuera completamente libre para planear su día?» Posteriormente, los investigadores analizaron el ADN de las células de los participantes que mostraban una acusada tendencia a ser diurnos o nocturnos. Los resultados revelaron que los madrugadores tenían casi siempre una versión más larga del gen PER3, en tanto que las personas que dormían hasta tarde portaban una versión truncada de éste. El gen entra en funcionamiento en el centro del cerebro encargado del tiempo, el núcleo supraquiasmático.
Además, los investigadores analizaron muestras de sangre de pacientes con el síndrome de fase de sueño retrasada, cuyo ciclo natural se piensa que es mucho mayor de 24 horas. En los resultados se encontró que 75 por ciento de quienes padecían el síndrome tenía dos copias cortas del gen PER3. Esto apoya la idea de que la versión abreviada está ligada a una prolongación del ciclo de sueño del cuerpo.
Según los investigadores, este hallazgo es prometedor, ya que cada vez se descubren más genes que influyen cuando se experimenta cansancio. Entender la base genética del reloj del cuerpo puede ayudar a la gente a disfrutar su día al máximo.