Muchas personas se preguntan si es útil verificar las emisiones de los autos y si en verdad son dañinas las sustancias que salen por el escape.
Hasta ahora se le han atribuido muchos males a las emisiones de los autos y ómnibus que consumen combustibles fósiles, sobre todo la reacción irritante del ozono y los óxidos de nitrógeno, así como la acción tóxica del monóxido de carbono.
Pese a ello, es muy probable al parecer que también sean culpables del aumento de las reacciones alérgicas respiratorias, que se han acentuado en grado notable en los últimos años.
Aunque se había identificado un paralelismo marcado entre el incremento de la contaminación atmosférica y las alergias, no se conocía la causa. Sin embargo, se ha postulado ya una nueva hipótesis.
Un grupo de científicos encontró que los óxidos de nitrógeno y el ozono reaccionan con partículas de proteínas que se encuentran en la atmósfera.
Estas moléculas son de origen vegetal, como el polen de las plantas, y cuando reaccionan con los óxidos de nitrógeno y el ozono se liberan proteínas «nitradas».
Los investigadores colocaron polen de abedul en sitios en donde el tránsito es constante y hallaron que después de exponerlo a las emisiones de gases de los autos, el 10 por ciento de las proteínas del polen estaba «nitrado».
Se desconoce el mecanismo exacto por el que estos compuestos exacerban la respuesta alérgica. Una hipótesis señala que tienen la particularidad de unirse de forma estrecha a los anticuerpos que precipitan reacciones alérgicas.
Como no es posible ni conveniente eliminar el polen de plantas que se dispersa en la atmósfera, la alternativa consiste en disminuir los contaminantes que produce el hombre.
Por esa razón nunca se insistirá la suficiente en adoptar medidas que sirvan para abatir la contaminación.